Ahora, las dos parejas son más que amigos y bromean diciendo que tienen una “familiamistad”, dijo Rahul Veernala. Los dos hijos de los Veernala llaman “abuela” y “abuelo” a los Hunter, que tienen cuatro hijos propios, e incluso se han quedado a dormir en su casa.
Aprender a vivir con curiosidad y generosidad
El deseo de mantenerse activa y socialmente ocupada ha dado lugar a una amistad especial que Judy O’Meara, de 80 años, y Bowen Kim, de 29, no vieron venir. Hace un año, O’Meara se puso en contacto con la comunidad de su barrio a través de Listserv, una herramienta de envío de correos electrónicos, para organizar un grupo de manualidades. Kim, que es de género no binario y utiliza el pronombre elle, fue la única persona que respondió. Aprendió a tejer durante la pandemia y pensó que el grupo de manualidades sería divertido.
Unos meses más tarde, se sentaron en sillas plegadizas en el césped de su complejo de apartamentos en el Bronx, y se dieron cuenta de que habían vivido seis años a solo un piso de distancia, pero nunca habían interactuado. Tejieron durante una hora, y desde entonces lo han hecho casi todos los viernes por la tarde.
“Todos mis amigos son abuelos y yo no. No tengo hijos ni nietos, y buscaba compañía y diversión”, dijo O’Meara. Quedó “encantada” de inmediato con Kim.
O’Meara y Kim por lo general traen un proyecto en el que trabajar, como “bufandas, sombreros, cosas con agujas grandes y estambre grande y grueso”, dijo la vecina mayor, mientras que Kim dijo que le gusta tejer cosas “con hilo diminuto y agujas pequeñas”. Pero la mayoría de las veces, terminan hablando, dijo Kim, a menudo sobre sus muy diferentes experiencias en el lugar de trabajo. O’Meara era asistente administrativa en varias pequeñas empresas y tuvo que lidiar con un nivel de acoso que Kim, que trabaja como analista de datos y también dirige una pequeña empresa que vende broches esmaltados con temas LGBTQ, no puede comprender.