Hacía tiempo que un poco de barriguita no llamaba la atención de la moda.
En el siglo XVII, el pintor flamenco Peter Paul Rubens hizo arder los salones con sus bellezas carnosas. Ahora, la pancita y los hoyuelos en la piel están a punto de ser reivindicados. ¿Cómo? Con el lanzamiento de Panty, una línea de lencería y prêt-à-porter de Michaela Stark, artista y diseñadora australiana conocida por distorsionar su carne usando corsés, ligueros y cintas como si fueran sistemas de poleas y cabrestantes.
“Panty fue creada por una pareja de lesbianas”, dijo Stark, refiriéndose a la colaboración con su pareja, la fotógrafa Raga Muñecas. Ellas esperan ampliar los horizontes de la moda acentuando y celebrando las barrigas blandas, los pechos grandes y los muslos exuberantes que las mujeres suelen enterrar en prendas moldeadoras elásticas.
Panty ofrece accesorios que son sexis en un estilo a la antigua: bombachos semitransparentes con un corte actualizado para enmarcar estómagos redondeados, cinturones de tafetán de seda para ceñir cinturas, ligueros que celebran los pliegues de la carne y coquetos vestidos babydoll. La colección está pensada para favorecer a una amplia gama de cuerpos, incluidas las tallas grandes que llegan hasta la 5XL, y para llevarla como prenda exterior en lugar de oculta.
“Dedico una cantidad obscena de tiempo a confeccionar lencería que haga a la gordura deseable”, comentó Stark, que, como mujer de talla grande, no encaja en el molde tradicional de modelo de ropa interior. Diseñadora de formación autodidacta que empezó como costurera en Londres y París, Stark ha trabajado para Beyoncé y Victoria’s Secret y espera ser precursora de una nueva estética.