Cuando la actual Miss Estados Unidos, Noelia Voigt, anunció la semana pasada que renunciaba a su cargo, aludió a su salud mental y escribió sobre su gratitud por la oportunidad.
“Como individuos, crecemos a través de la experiencia de diferentes cosas en la vida que nos llevan a aprender más sobre nosotros mismos”, escribió en Instagram el 6 de mayo.
Pero una carta interna de renuncia de Voigt a la dirección de Miss Estados Unidos y a la Organización de Miss Universo, obtenida el viernes por The New York Times, presentaba una imagen mucho más oscura.
En la carta de ocho páginas, Voigt, quien representó al estado de Utah y fue coronada en septiembre, describió “un ambiente de trabajo tóxico dentro de la Organización de Miss Estados Unidos que, en el mejor de los casos, es una mala gestión y, en el peor, es intimidación y acoso”. También se quejaba en su carta de que la organización había retrasado el pago de su premio.
La Organización de Miss Estados Unidos no respondió a la solicitud de comentarios.
La partida de Voigt ha provocado al menos otras dos dimisiones. UmaSofia Srivastava, Miss Teen Estados Unidos, anunció que dejaba su cargo el miércoles. Arianna Lemus, quien representó a Colorado en Miss Estados Unidos en 2023, dijo el viernes que renunciaba en solidaridad después de ver el post de Voigt.
“Fue una llamada de auxilio”, dijo Lemus, de 27 años, en una entrevista.
Las repentinas salidas han provocado una mayor especulación en el mundo de los concursos sobre la prohibición legal de que las ganadoras coronadas hablen libremente sobre sus experiencias con la Organización de Miss Estados Unidos. Muchas de las antiguas competidoras de Voigt, entre ellas Lemus, compartieron una declaración en la que exigían que se la liberara de cualquier acuerdo de confidencialidad.