Estos hombres y mujeres habían completado la típica serie de mediciones de salud y estado físico durante sus visitas a la clínica y también llenaron un cuestionario de ejercicio que indagaba, entre otras cosas, en el entrenamiento con pesas. Se les preguntaba si hacían “ejercicios de fortalecimiento muscular” y, en caso afirmativo, con qué frecuencia y durante cuántos minutos a la semana.
Después, los investigadores empezaron a cotejar los datos, comparando los pesos y otras medidas de las personas entre cada visita a la clínica. Usando el IMC como medida, alrededor del siete por ciento de los hombres y mujeres se habían vuelto obesos en los seis años siguientes a su primera visita a la clínica.
Pero el IMC es una aproximación poco precisa de la constitución corporal y no siempre es una medida exacta de la obesidad. Por eso, los investigadores también examinaron los cambios en el grosor de la cintura y el porcentaje de grasa corporal para determinar si se habían vuelto obesos. Según el criterio de un diámetro de cintura superior a 100 centímetros para los hombres y 90 para las mujeres, o un porcentaje de grasa corporal superior al 25 por ciento para los hombres y el 30 por ciento para las mujeres, hasta el 19 por ciento de los participantes desarrollaron obesidad con el paso de los años.
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Sin embargo, los investigadores descubrieron que el levantamiento de pesas cambió esos resultados, pues redujo de modo considerable el riesgo de que alguien pudiera ser obeso, sin importar qué parámetro de medición usaran. Los hombres y las mujeres que declararon haber fortalecido sus músculos varias veces a la semana, durante un total de una o dos horas semanales, tuvieron un 20 por ciento menos de probabilidades de padecer obesidad con el paso de los años, en función del IMC, y un 30 por ciento menos, en función del grosor de la cintura o del porcentaje de grasa corporal.
Los beneficios no cambiaron cuando los investigadores controlaron las variables de edad, sexo, tabaquismo, la salud general y ejercicio aeróbico. La gente que hacía algún ejercicio aeróbico y levantaba pesas tenía muchas menos probabilidades de llegar a ser obesa. Pero lo mismo ocurría con los que solo levantaban pesas y decían hacer poco o casi nada de ejercicio aeróbico.
Los resultados sugieren que “puedes obtener muchos beneficios de levantar pesas, aunque no lo hagas mucho”, afirma Angelique Brellenthin, profesora de kinesiología en la Universidad Estatal de Iowa, quien estuvo a cargo del nuevo estudio.
Desde luego, la investigación fue observacional y no demuestra que el entrenamiento de resistencia prevenga el aumento de peso, solo que ambos factores están relacionados. Tampoco consideró la dieta, la genética ni los hábitos de salud de las personas, los cuales podrían incidir en el riesgo de padecer obesidad.