Para algunos de nosotros, la era del rapidín ha terminado. Sin embargo, una excursión en solitario a mediodía o un encuentro para uno a la hora del té podría ser genial. Sin importar el lugar, los juguetes también son para los grandes.
Cuando las personas menosprecian a las tiendas eróticas, a menudo lo hacen con el cliché de que “el sexo debe ser natural”. Bueno, sí, pero a veces el sexo puede ser amplificado con música, aroma, fantasías y juguetes, así como el tacto y las caricias. Y, por supuesto, todas estas adiciones pueden mejorar una sensación singular, así como los deliciosos dúos, tríos, cuartetos y más. ¿Podría ser que todavía estamos distantes de nuestras vaginas? Si mi compañera de compras estaba abrumada o le faltaba educación sobre tales asuntos, era mi deber corregir eso.
Era momento del rescate. Sabía que tenía que enfrentar y deshacerme de cualquier noción extraña que ella tuviera que le evitara cumplir su tarea designada de ser mis ojos. ¿Por qué no revisaba el lugar, para decidir en un atractivo despliegue de inventario y llevarnos precisamente por ese pasillo? ¿Era una cuestión de edad? La suya, no la mía. Ella era, después de todo, un retoño de solo 40 y tantos años. Tal vez su comportamiento elusivo podría deberse solo a la locura de la juventud.
Después de finalmente localizar a mi compañera de compras, puse una mano sobre la suya para confortarla. “¡Habla!”, le dije. “¿Por qué la timidez?”.
“Pensé que estabas bromeando cuando mencionaste una excursión a una tienda erótica”, respondió. “No hacemos esto de donde yo vengo. Ni Dios lo permita”.
Casi podía oír cómo se ruborizaba.
“Querida, el orgullo total de todas nuestras aventuras es otro de mis lemas. Sin vergüenza, sin ser juzgadas”, le dije.
¿Había un problema con la idea de que una trabajadora social ciega y de edad avanzada fuera una gurú en mejorar las experiencias sexuales? ¿O el problema era mi voz clara que penetraba el ambiente en silencio? No lo sabía. No servía de nada darle a su pensamiento angustiado más tiempo. La tomé del brazo con firmeza y zigzagueamos juntas por el pasillo.