Pamela Anderson dice que se ha dedicado a vivir. Ha dejado de ser un mero objeto de fantasías adolescentes para convertirse en una versión experimentada de la “chica de al lado”, aunque con mucha más fuerza.
“Estoy disfrutando el proceso de envejecer”, dijo Anderson, de 56 años, en una videollamada a fines de la semana pasada. “Lo que le está pasando a mi rostro —está perdiendo un poco de elasticidad— me hace gracia”. Y continuó: “Me siento más sexi ahora que tengo algunos secretos y algo de misterio. Eso no lo aprendemos hasta más tarde en nuestras vidas”.
La llamada era para hablar de su nueva campaña para Re/Done, una marca de prendas de mezclilla que practica la sustentabilidad a través de procesos como el supra reciclaje. Las imágenes, publicadas el lunes, muestran a Anderson sonriendo y luciendo sus ondas decoloradas por el sol junto con minifaldas, pantalones de mezclilla estilo bootcut, camisetas cortas y chamarras de mezclilla. La actriz describe las prendas, cuyo precio oscila entre 175 y 595 dólares, como “ropa que en los noventa me habría puesto para ir al supermercado”.
El atuendo juvenil de la campaña “Re/Done & Pam”, dijo Anderson, está “unido a un montón de recuerdos grandiosos de mis años dorados”. Pero no hay mucho en las imágenes que recuerde a C.J. Parker, su contorneado personaje en Guardianes de la bahía, que solía retozar en un traje de baño rojo en la playa.
Para la campaña, Anderson insistió en que el concepto se ajustara a sus propios términos, o que fuera “auténtico”, como dijo de una forma suave y desenfadada, “y que tuviera mucho más significado que un intento de sacar dinero o de solo ponerle cara a una marca”.