Emily Lynen, de 29 años, y Amber Lynen, de 35, estaban muy dispuestas a tener sexo en su noche de bodas.
Pero no fue así. Después de intercambiar sus votos el 21 de octubre de 2021 en Pasadena, California, la pareja se quedó en un bar hasta tarde. Justo cuando empezaban a desvestirse en la habitación de su hotel, la dama de honor de Amber Lynen, su mejor amiga y la novia de su hermano tocaron su puerta… y procedieron a acomodarse en la cama con las recién casadas. Los visitantes se quedaron conversando durante dos horas.
La pareja, que vive en Cincinnati, tomó la interrupción con calma. “A decir verdad, la historia de que todo el mundo acabó en nuestra cama es una gran historia”, afirmó Emily Lynen, directora de programas. (Amber Lynen es asistente jurídica). Y añadió: “Es un recuerdo del que siempre me voy a reír. Tenemos el resto de nuestras vidas por delante para una noche de sexo”.
Imagínate la noche de bodas, tal y como lo dicta la cultura popular: se intercambian los votos, las copas de champaña están vacías y los invitados ya se fueron. Los recién casados se retiran a sus aposentos privados (por fin) para la estimulante consumación de su matrimonio. ¿Verdad?
Pues no… solo a veces.
En todas las culturas, la noche de bodas se ha elevado a expectativas tan míticas al punto de que el término “noche de bodas” se puede intercambiar pícaramente por “sexo”. Puede ser una noche rodeada de misterio, y a veces de desencanto, debido a la expectación, la ansiedad o al conocido y anticuado cansancio.
Según un estudio muy citado publicado por el Instituto Guttmacher en 2006, el 95 por ciento de las personas en Estados Unidos ha tenido relaciones sexuales antes del matrimonio. Por supuesto, también existe el otro 5 por ciento. En muchas culturas, la noche de bodas puede marcar el primer intento de intimidad de la pareja; sin embargo, según múltiples expertos en salud mental consultados para este artículo, la realidad es que muchas parejas no alcanzan este rito de iniciación en la propia noche de bodas, aunque lo hubieran deseado.
Carol y Ronnie Gee, militares retirados que viven en Atlanta, pertenecían a las Fuerzas Aéreas cuando se casaron en 1973. Como vivían en una base de Idaho, con hombres y mujeres asignados a dormitorios separados, no tenían espacio privado para consumar el matrimonio. Así que juntaron dinero para alquilar una casita de una habitación para pasar la noche. Por desgracia, la cama tenía un colchón viejo que se hundía tanto en el centro que era físicamente imposible tener sexo.
“Mi esposo estaba sobre la cama mientras yo me encontraba recostada incómodamente encima de él”, narró Carol Gee. Y “de ninguna manera íbamos a hacer el amor en el suelo asqueroso, ni siquiera después de barrerlo y trapearlo”.
Por fin consumaron el matrimonio dos semanas después, cuando les asignaron una casa en la base, que tenía una cama nueva.
“Este comienzo inusual demostró cómo podría ser nuestra unión: divertida y absurda”, señaló Gee, quien tiene 75 años, igual que su esposo.
“Hay mucha presión para que sea el final perfecto de un día bastante significativo”, comentó Vanessa Marin, autora de Sex Talks: The Five Conversations That Will Transform Your Love Life y psicoterapeuta con licencia, especializada en terapia sexual con sede en Santa Bárbara, California. “Después de todo, no te vas a acordar del sexo que tengas un martes cualquiera de 2019, pero siempre recordarás el que tuviste en tu noche de bodas”.
Anne y Eric Lee, que tienen 45 años y viven en Filadelfia, se casaron en 2016 después de tres años de noviazgo. “Decidimos esperar hasta el matrimonio para tener relaciones sexuales porque queríamos asegurarnos de que nuestra relación se basara en una fuerte conexión emocional”, dijo Lee.
Lee, enfermera, y su esposo, contador, planearon una noche de bodas especial, repleta de velas y pétalos de rosa.
“La noche fue todo lo que esperábamos y más”, dijo Eric Lee. “Fue una experiencia increíblemente íntima. Todavía sentimos esa conexión hoy”.
No obstante, quizá la noche no siempre supere las expectativas. Cheyenne Taylor, consejera en salud mental con licencia y terapeuta sexual con sede en la ciudad de Nueva York, aconsejó: “Si te tragas la idea de que el sexo en tu noche de bodas debe ser perfecto, trata de ajustar tus expectativas”.
Eso fue exactamente lo que ayudó a Dawn-Michelle Lewis, gerente de proyectos, y Shresth Sethi, consultor de análisis de datos, cuando se casaron el 9 de octubre de 2022. “Presentía que no íbamos a tener sexo la noche de bodas”, afirmó Lewis. “Además de que estábamos enfermos, ese día tuvimos dos ceremonias”, una sij y otra no religiosa.
En lugar de eso, en la noche de bodas la madre de la novia se la pasó ayudándola a quitarse el vestido después de que Sethi se quedó profundamente dormido. La pareja, que tiene 30 años y vive en Harrisburg, Pensilvania, consumó su unión al día siguiente. “De cualquier manera, nos gusta más el sexo matutino”, dijo Lewis.
La planificación puede funcionar incluso en parejas que ya eran sexualmente activas. “Fuimos muy estratégicas en cómo queríamos que fuera la noche para poder tener sexo”, narró Ofelia Saba Ramírez sobre su boda con Jessica Saba Ramírez, ambas estudiantes de posgrado, el 25 de marzo de 2022. Limitaron su consumo de alcohol y se mantuvieron hidratadas el día de su boda, además de tomar bebidas energéticas para mantenerse despiertas.
Al final, ambas, de 41 años y con residencia en Los Ángeles, tuvieron relaciones sexuales “no con toda la energía del mundo, pero sí increíblemente memorable”, según Ofelia Saba Ramírez. Sentían que continuaban con la conexión sexual que, según ellas, es una parte importante de su relación y, a pesar de estar agotadas, se sentían orgullosas de sí mismas por haberlo convertido en una prioridad.
“Las modalidades dominantes de la cultura pop se han infiltrado en nuestra mente y nos han hecho creer que el sexo de la noche de bodas debe ser una noche mágica de placer estremecedor”, afirmó Shavon Gaddy-Dalrymple, psicoterapeuta de Nueva York especializada en parejas. “Las parejas tienden a no planear el sexo de la noche de bodas”, añadió, “pero tienen la mayor expectativa en torno a su éxito”.
Gaddy-Darlrymple recomendó designar a un amigo para que sea el planificador de la noche de bodas, alguien que pueda preparar la habitación a donde irá la pareja después de la boda y ayudar a garantizar que salgan de la recepción de la boda con el tiempo (y la sobriedad) suficiente para que no estén agotados por completo.
Sin embargo, independientemente de la cantidad de oportunidades que tenga una pareja, es posible que incluso así no logren tener relaciones sexuales en su noche de bodas.
Tina Lesley-Fox, de 47 años, y Melissa Lesley-Fox, de 44, tuvieron tres noches de bodas y no tuvieron relaciones sexuales en ninguna de ellas. La pareja, que ahora vive en Syracuse, Nueva York, se casó por primera vez el 6 de marzo de 2004, pero al año siguiente se anuló el matrimonio igualitario en Oregón. Su segundo matrimonio fue una ceremonia de compromiso en agosto, seguida de un matrimonio legal en Nueva York el 27 de agosto de 2011, una vez que el matrimonio entre personas del mismo sexo fue legal en el estado.
Ayudó que no aceptaran las expectativas tradicionales como pareja del mismo sexo. “Inventamos todo y organizamos todo nosotras mismas”, dijo Tina Lesley-Fox, directora de desarrollo de la fe de una iglesia unitaria. (Melissa Lesley-Fox es contable a tiempo parcial).
“Recordamos estar muy cansadas y emocionadas de estar casadas”, agregó, y luego “irnos a dormir”.