[Estamos en WhatsApp. Empieza a seguirnos ahora]
Nací en un mundo lleno de enfado. Mis primeras lecciones de niño consistieron en comprender y evitar los detonadores invisibles que impregnaban nuestro hogar. Mi madre se enojaba a menudo con mi padre. Mi hermano, disgustado por la separación de nuestros padres —y por mi presencia, después de haber sido hijo único durante seis años—, con frecuencia se enojaba conmigo. Y mi padre, veterano de Vietnam, solía arremeter contra cualquiera de nosotros.
Su ira, que llegaba en forma de gritos y alaridos, podía activarse a la menor provocación. Podía estallar cuando mi hermano no quería tomar la leche en la cena o cuando yo no estaba listo para que me recogieran en casa de mi madre. Una vez, incluso estalló en cólera porque mi hermano y yo nos divertíamos con su forma de pronunciar “subwoofer”.
Conducir, sin embargo, era de seguro lo que lo agitaba más rápido. Un conductor nos cortaba el paso o se olvidaba de usar las luces intermitentes, y yo miraba por la ventanilla, preparándome para lo que vendría después: un torrente de rabia, de palabras que yo era demasiado joven para conocer, sartas de maldiciones creativas que solo podían haberse originado en las mentes de hombres a los que se les había alterado fundamentalmente su percepción del mundo.
No recuerdo cuándo oí hablar por primera vez del trastorno de estrés postraumático, pero al crecer nunca relacioné Vietnam con el trauma. Para mí, Vietnam era un lugar exótico donde mi padre había pasado una temporada y aprendido un idioma nuevo, donde probó por primera vez “pho” y “mi tom thit”, su sopa de fideos con huevo favorita.
Él y yo pasábamos incontables fines de semana comiendo eso juntos en nuestro restaurante favorito, donde mi padre me relataba historias de la guerra. Pero eran historias divertidas e inocentes: mi padre que estropeaba ejercicios en la instrucción básica, jugaba con granadas de fósforo o se escapaba para ver actuar a Bob Hope. No hablaba de cómo había manejado una ametralladora durante la ofensiva del Tet ni de cómo había sido evacuado del país en un barco lleno de refugiados bajo una lluvia de disparos y cohetes.