Unos 200 cantores de villancicos apenas comenzaban el segundo verso de la clásica canción navideña “The Friendly Beasts” cuando a una niña pequeña se le salió un chillido de emoción. A unos 6 metros, debajo del balcón, en el suelo del granero abovedado, dos de las seis vacas lecheras se daban cabezazos. Mientras las vaquillas levantaban los cuernos, su forcejeo juguetón parecía una muestra de alegría navideña.
El sábado, Churchtown Dairy, una granja lechera en Claverack, Nueva York, acogió de nuevo una tradición navideña: cantar villancicos al rebaño de 28 vacas que tienen su hogar invernal en este establo que parece una catedral. Lo que empezó hace una década como una forma de celebrar al ganado para el personal de la granja y sus familias se ha convertido en una tradición anual que cada diciembre atrae a lugareños y forasteros a esta propiedad de 100 hectáreas.
Este año, la preinscripción para las dos presentaciones de villancicos se llenó a las pocas horas de que se publicara en línea. El personal de la granja atendió llamadas telefónicas de aspirantes a cantores de villancicos frustrados, algunos de los cuales se quejaron de que una publicación en Instagram había hecho que el evento estuviera más concurrido.