Dijo: “No sabía qué estaba mal o si podía tratarse”. Añadió que para los padres de adolescentes, que pueden tener dificultades para reconocer el comportamiento anormal en los adolescentes, “a veces es difícil distinguir qué es una enfermedad y qué es una grandiosidad normal o una tristeza normal que podría haber sido causada por la ruptura con una novia”.
Birmaher enfatizó que, aunque los jóvenes que padecen trastorno bipolar por lo regular sufren episodios repetidos de depresión grave, “los episodios depresivos no son indispensables para llegar a un diagnóstico”. En algunos casos, la manía es el principal síntoma.
Cuando la depresión es el síntoma que lleva a los pacientes a buscar atención profesional, el diagnóstico correcto puede ser especialmente difícil. Como explicó Ketter, las personas con depresión en ocasiones no pueden recordar episodios anteriores de manía que se presentaron cuando no estaban deprimidas.
Miklowitz mencionó que una de las primeras señales del trastorno bipolar es la “desregulación anímica, es decir, que el niño sienta enojo o depresión en determinado momento y al poco tiempo se sienta emocionado, feliz y lleno de ideas”.
Hizo una lista de características que pueden ayudar a los padres a distinguir estos extremos de los altibajos normales de la adolescencia. Algunos de estos síntomas, muchos de los cuales deberían ser evidentes para quienes están alrededor, son “delirios de grandeza, menor necesidad de sueño, habla acelerada o apresurada y/o pensamiento ideofugitivo, frenesí de ideas, distracción, excesiva actividad enfocada en objetivos y comportamiento riesgoso e impulsivo”, indicó Miklowitz.
En cuanto a los síntomas de depresión, sugiere observar si hay “algún deterioro en las actividades normales; por ejemplo, si el niño de repente comienza a ausentarse de la escuela o a llegar tarde, no termina la tarea, se queda dormido en clase, baja de calificaciones, no quiere comer con nadie más, habla de suicidio o se lastima”.
Dependiendo de la gravedad del deterioro en cada caso, si se detectan en la adolescencia síntomas que no ponen en riesgo la vida, Miklowitz dijo que quizá sea posible comenzar con psicoterapia y evitar los medicamentos, que tienen efectos secundarios.