Los vestigios visibles de los días de Crystal Hefner como playmate de Playboy han desaparecido en su mayor parte. El pelo rubio níveo que alguna vez caracterizó a la tercera y última esposa del fundador de Playboy, Hugh Hefner, se ha convertido en un rubio más oscuro. Ha cambiado los atuendos reveladores por ropa recatada, como suéteres de punto beige.
Sin embargo, una mirada más cercana revela a una mujer que todavía se está aclimatando a la vida fuera de la infame Mansión Playboy de Los Ángeles, la cual abandonó hace unos siete años, poco después de la muerte del editor de la revista en 2017.
En una tarde reciente, Crystal Hefner se apoyó en una banqueta rosa en un restaurante italiano de Manhattan. Parecía pensativa: hacía menos de una hora que había leído por primera vez un fragmento de su nuevo libro de memorias, Only Say Good Things: Surviving Playboy and Finding Myself, ante un grupo de desconocidos.
Crystal Hefner, de 37 años, dijo que todavía se está adaptando a la vida fuera de la mansión, donde vivió durante casi una década y donde “fue recompensada por ser pequeña”. Ha estado intentando desprenderse de los condicionamientos que soportó entre sus fastuosos muros. “Empoderarse es un trabajo en curso”, afirmó.
Only Say Good Things, que sale a la venta el 23 de enero, es un paso hacia la consecución de ese poder. En el libro, Hefner reexamina su iniciación en el mundo de Playboy; detalla la cosificación y la misoginia que, afirmó, experimentó bajo la dirección de Hugh Hefner, y extrae el trauma que aún está procesando.