“No puedes usar a mi perra para atraer a otras chicas”, me escribió en un correo electrónico mi exnovia desde Taiwán. Había visto en las redes sociales que me había ido de excursión a esquiar con una mujer y había fotos de la perra, Bhoga, saltando cuesta abajo en el rastro que nuestros esquís dejaron en la nieve.
No es que creyera que ella tuviera algo que decir sobre cómo pasábamos el tiempo Bhoga y yo. Un año antes, se había mudado de Portland, Oregón, a Taiwán para dar clases de inglés, una muerte piadosa para nuestra relación de idas y venidas. Nunca habíamos tenido suficiente confianza. Ella tenía sueños inquietantes en los que yo le tatuaba cosas extrañas en el cuerpo. Lo que realmente le hice fue negarle el amor.
La primera vez que estuvimos juntos, una tormenta de nieve paralizó la ciudad. Ella faltó al trabajo y esquiamos por las calles. Me enamoré de ella poco después, cuando tocó el violonchelo en bata de baño. Pero un año después, a veces desaparecía durante todo un fin de semana y me llamaba para que la llevara a casa el domingo por la noche.
Mi ex incorporó a Bhoga en nuestra relación cuando era una cachorrita. Dieciocho meses después, cuando planeaba irse del país, acordamos que la mascota se quedaría conmigo porque Taiwán exigía una cuarentena de seis semanas para los perros que llegaban al país. Me resultaba insoportable pensar que esta cachorra tan sensible, que temblaba de miedo al paso de los autobuses urbanos, estuviera tanto tiempo encerrada en una perrera de concreto.
Bhoga era un señuelo poco probable para un nuevo amor. “Podríamos decir que le gusta estar en casa”, dijo mi madre cuando la llevé de visita a Wyoming. Sus papeles de adopción decían que era pastor alemán mezclado con bóxer, un eufemismo habitual para no escribir pit bull en los refugios de mascotas. Tenía cintura de avispa y pecho de tonel, con un pelaje áspero de color castaño y negro atigrado. Cuando salíamos a pasear, la gente volteaba a vernos. Hasta el nombre que le puso mi ex sonaba desgarbado, una palabra en sánscrito que significa disfrute o indulgencia.