Un lugar para mi corazón roto

Cam y yo no habíamos hablado en más de un año cuando me mandó un mensaje: “Oye, ¿acabas de seguirme en Letterboxd?”. Así era. Ver su nombre en mi teléfono electrizó algo debajo de mi esternón, una marquesina parpadeante regresó a la vida después de años de desuso. “Sí, ¿no te molesta?”, le contesté. “Necesitaba…