A favor de las relaciones que se quedan 10 por ciento cortas
En su departamento, se sentó frente al piano y empezó a tocar. Yo lo miraba desde el sofá, oscilando entre la expectación y el terror. Las conversaciones del día me habían convencido de nuestra compatibilidad —los dos queríamos una vida de viajes con niños aventureros a nuestros pies—, pero sabía que en cuestión de segundos…
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